El amor no es chantaje
El amor no produce miedo
El amor no persigue ni acosa
El amor no es un contrato de trabajo a cambio de 1 hora de placer
El amor no te encadena en una alambrada sangrante
El amor no te obliga a arrodillarte para amar
El amor no te traiciona una y otra vez
El amor no se compra ni se vende
El amor no arrincona ni somete
El amor no es cobarde sino valiente
El amor no te cambia ni te vende
El amor no te asesina por la espalda
El amor no es cruel, es inocente
Tú no amas
tú sólo quieres poseer
a la mujer someter
y si no cede, la matas
Basta de acoso y de violencia machista contra las mujeres: No somos mercancía en manos de chulos, proxenetas ni maltratadores
MORÍ FOREVER
El amor no te obliga a arrodillarte para amar
El amor no te traiciona una y otra vez
El amor no se compra ni se vende
El amor no arrincona ni somete
El amor no es cobarde sino valiente
El amor no te cambia ni te vende
El amor no te asesina por la espalda
El amor no es cruel, es inocente
Tú no amas
tú sólo quieres poseer
a la mujer someter
y si no cede, la matas
Basta de acoso y de violencia machista contra las mujeres: No somos mercancía en manos de chulos, proxenetas ni maltratadores
MORÍ FOREVER
Graciela suele caminar por las calles.
Escucha,
mira y ve las guerras invisibles en el
medio de su barrio.
Las guerras
diarias que no salen en los periódicos, solamente en primera plana en el diario
intimo de alguna vecina.
Cuando
Graciela mira a las mujeres de su barrio, ella de lejos percibe las heridas de
batallas: algunas heridas mudas a Graciela le hablan, y las heridas sordas a
Graciela la escuchan.
Es que ella
no es ni maga, ni hechicera, aunque a veces pareciera, lo que sucede con
Graciela es que ella va caminando y ve a todas las mujeres de su barrio como
posibles Gracielas.
Ella ya dolió la herida y vio muchas batallas,
tiene una bibliología de luchas en el corazón. Cuando Graciela ve a otra
Graciela, ella vuelve a doler la herida.
Las trincheras de Graciela son sus marcas en
la piel. A veces ella ve el cielo iluminado en la noche. Y cada vez que esta
por explotar una dinamita, Graciela se la traga, la mete en sus órganos de
acero y sale humo de su boca. Ella sufre, le duele todo por varios días, pero
Graciela desde la voz de su experiencia dice que mas duele la mirada sufrida de
otra posible Graciela, que los ojos ardiendo son los dolores del alma. Es así
como Graciela come las bombas arrojadas por los hombres del barrio. Y con su
caminar comunica un ejercito mudo que resiste, y con su caminar toma voz un
ejercito que suele hacer las comprar, ir a atrabajar, cuidar a los hijos sin ni
siquiera saber que caminan día a día por territorios dinamitados.
"No hay relaciones de poder, sin resistencia" (Foucault 1981:9)
No hay comentarios:
Publicar un comentario